El espacio en el análisis del movimiento de Rudolf Laban

Uno de los elementos de conexión que existe entre las diferentes disciplinas artísticas es el espacio. A lo largo de la historia del arte, el espacio ha sido objeto de estudio de manera recurrente y es a través del espacio que podemos establecer una relación entre danza y arquitectura: ambas disciplinas son modelos básicos de definición del espacio presentes en la vida diaria; cada una de ellas inscribe en el espacio su vocabulario, su expresión y un orden concreto. Danza y arquitectura comparten su visión espacial y su proceso creativo. Ambas trabajan el espacio como materia prima, se complementan en su discurso y han acompañado permanentemente a la humanidad desde sus inicios, debido a la necesidad de alojamiento y significado. En el siguiente artículo, resumiré el trabajo realizado por Rudolf Laban en torno al espacio en danza y la correspondencia que podemos encontrar con el tratamiento del espacio arquitectónico.

Tres estudiantes en un icosaedro en el Art of Movement Studio, Manchester, 1949. Fotografía de Roland Watkins, Laban Collection, Laban Library and Archive, Trinity Laban Conservatoire of Music and Dance.

Tres estudiantes en un icosaedro en el Art of Movement Studio, Manchester, 1949. Fotografía de Roland Watkins, Laban Collection, Laban Library and Archive, Trinity Laban Conservatoire of Music and Dance.

Considerado el creador de la escuela de Danza Moderna de Europa Central, Laban (1879-1958), que estudió arquitectura en l’École des Beaux Arts de Paris, realizó un gran trabajo en el campo del análisis del movimiento en relación al espacio. Le tocó vivir una época crucial de la historia tanto a nivel político como artístico: desde finales del siglo XIX a mediados del XX Europa vivió un periodo convulso en muchos aspectos y en este ambiente de cambio continuo, Laban intercambió experiencias con muchos bailarines y coreógrafos como Mary Wigman y Kurt Joos; directores de teatro como David Giles y Joan Littlewood, y actores como Robert Stephens y Bernard Hepton. Alwin Nikolais y Pina Bausch son notables figuras de la danza contemporánea que recibieron una marcada influencia de Laban.

Todos los biógrafos y estudiosos de Laban coinciden en afirmar que fue un personaje singular que se movió en campos muy diversos con un denominador común; el movimiento humano. Estudió el movimiento en relación a la terapia, el trabajo, la notación, la pedagogía, etc. Sintetizar la vida y obra de Laban no es fácil; tal y como afirma John Hodson en una de las biografías más completas, la de Laban fue una “vida complicada, variada y traumática”.[1] Puesto que vivió en diferentes países, era capaz de hablar muchos idiomas y trabajó bajo regímenes políticos diversos.

La principal fuente de información para conocer el trabajo de Laban son sus libros, entre los que cabe destacar The mastery of movement,[2] Modern educational dance[3] y Choreutics[4] que recogen los fundamentos de su análisis del movimiento. Hay que destacar la capacidad que tenía Laban para la observación del movimiento junto con su capacidad de síntesis, lo que le permitió explicar de manera clara y sistemática los fundamentos de su gramática corporal en sus libros.

Además de ser bailarín y coreógrafo, su actividad estuvo ligada a las artes plásticas, sobre todo entre 1900-1909, periodo en el que estuvo casado con la pintora Martha Fricke y en el que él mismo se dedicó también a la pintura. Desde 1910 hasta el estallido de Primera Guerra Mundial en 1914 trabajó como pintor e ilustrador en Múnich mientras investigaba sobre cuestiones relacionadas con la notación del movimiento y realizaba experimentos en el campo de la danza.

El movimiento concebido como arte fue la principal preocupación de Laban durante toda su vida y obra, hasta el punto que lo consideraba parte integrante e inseparable de la existencia misma del ser humano. El movimiento es pensamiento, emoción, acción, expresión y está presente en todas las artes y en todo aquello que forma el mundo externo e interno del ser humano. El espacio surge a través del movimiento y a la vez, es el espacio el que determina la relación entre los objetos y la persona. En relación a la danza, el espacio posibilita la producción de expresión y significado, lo mismo que ocurre con la arquitectura.

Laban comparaba el cuerpo humano con una estructura arquitectónica y destacaba su estructura simétrica. La sensibilización del cuerpo del bailarín es básica para la interacción del mismo con otros cuerpos, objetos o el espacio que lo rodea. El cuerpo está en continuo intercambio con el entorno y ya no es un órgano fronterizo y se convierte en una metáfora arquitectónica interesante, si concebimos el edificio como un ente orgánico en el que se desarrollan tanto los procesos externos como internos. La frontera entre interior y exterior ya no es sólo un límite sino que en ella tienen lugar infinidad de procesos de intercambio. La piel del edificio, como la piel del bailarín, se puede entender como zona de contacto.

Laban dividió el cuerpo humano en tres áreas:

• Cabeza: en la que se incluyen la vista, el oído, el olfato y el gusto. Es el área de la actividad mental y psicológica.

• Tronco: es el área de la actividad metabólica.

• Extremidades: relacionadas con la movilidad y la gesticulación. Las piernas sirven para la locomoción, las transferencias de peso, los giros, los saltos, ayudan a mantener el equilibrio, etc. Los brazos son los principales órganos de la gesticulación, además de realizar su labor cogiendo, tocando y manipulando objetos.

El cuerpo del bailarín se mueve en el espacio y el movimiento es el aspecto visible. Según Laban[5], el movimiento significa cambio y el espacio es el lugar donde ocurre: el bailarín debe conectar el cuerpo de manera eficaz y armónica con el espacio. La siguiente frase refleja la importancia que daba Laban al espacio: “Our bodies displace space, move in space, and motion in space exists within us”. [6]

Laban resume en una tabla los aspectos elementales necesarios para la observación de las acciones en relación al espacio:[7]

Rudolf Laban fue instruido en el pensamiento clásico y, tal y como señala Kurt Joos,[8] fue el Timaeus de Platón la obra que más le influyó en cuanto a la concepción del espacio se refiere: Platón sostenía la idea de la existencia de una unión fundamental entre el macrocosmos y el microcosmos, es decir, entre el universo y el ser humano. Laban también consideró la relación entre la parte y el todo. En el mismo libro, Platón distinguió cuatro tipos de sólidos geométricamente perfectos. Laban también se interesó por el estudio de los cristales y consideró el icosaedro la figura mediante la cual el cuerpo humano puede expresar mejor las relaciones espaciales y proyectar todas las tensiones posibles. La anatomía humana, la estructura celular y el cosmos se unen y relacionan en el icosaedro.

Uno de los conceptos fundamentales al hablar del espacio en el caso de Laban es la kinesfera: se trata de una especie de esfera tridimensional imaginaria que rodea el cuerpo. Su circunferencia se alcanza con las extremidades del cuerpo estiradas sin cambiar el punto de apoyo. La esfera se traslada con la persona, la persona nunca sale de ella, la lleva como caparazón. Dentro de la kinesfera, el cuerpo del bailarín es una forma claramente delimitada, extendida como superficie, alejada del suelo verticalmente y en la que se da una clara división entre centro del cuerpo y periferia. La materialidad del cuerpo y la gravedad están muy presentes en Laban; el cuerpo del bailarín se orienta por razones físicas según las escalas de la geometría euclidiana y la perspectiva central. La kinesfera constituye un espacio y una forma de desarrollar la experiencia espacio-temporal que sirve para la generación del movimiento. El movimiento es arquitectura viva, gracias al movimiento humano el bailarín traza formas en el espacio.

Dentro de la Kinesfera ocurren los cambios que crean una serie de formas. Laban cita los siguientes factoresque inciden en dichas formas:

–  Dimensión: se toman en cuenta la altura, la anchura y la profundidad. Según estos factores pueden predominar en el movimiento las siguientes direcciones que forman la cruz dimensional: hacia arriba/hacia abajo; hacia la derecha/ hacia la izquierda; hacia delante/hacia detrás.

–  Proximidad en relación al cuerpo: se toma en cuenta si el movimiento se da cerca del centro del cuerpo o lejos del mismo.

–  Planos: identifica tres planos en relación a las dimensiones antes citadas:

◦ Plano puerta o plano frontal.

◦ Plano mesa o plano transversal.

◦ Plano rueda o plano sagital.

–                     Dirección central o periférica en relación al centro del cuerpo:un movimiento que empieza desde fuera del cuerpo hacia el centro del mismo, es un movimiento periférico. En cambio, un movimiento que surge en el centro del cuerpo y su dirección es hacia fuera, es un movimiento central.

Elementos del espacio: para Laban el cuerpo tiene dos actitudes hacia el espacio que producen dos cualidades de movimiento: flexible y directa. Dichas cualidades están relacionadas con el punto de partida de los movimientos. La cualidad directa está relacionada con el origen periférico del movimiento: la actividad se realiza en el punto más lejano del centro del cuerpo o en las extremidades de un miembro, movimiento que se proyecta hacia fuera del cuerpo, su sensación es directa hacia el espacio, las articulaciones de curvatura se extienden y abarcan más espacio; la sensación es distante y fría. La cualidad flexible está relacionada con el origen central del movimiento: la actividad se origina en el centro del cuerpo o en las articulaciones de un miembro conectado al tronco, nacen interiormente y a través de impulsos fluyen hacia el exterior, su sensación es personal, interna, cercana, flexible, de plasticidad, indirecta, las articulaciones de curvatura se doblan, abarcan menos espacio.

La kinesfera llevada al campo de la arquitectura nos remite inmediatamente a las cúpulas geodésicas: se trata de un poliedro generado a partir de un icosaedro o cualquiera de los sólidos platónicos. Fueron patentadas en 1947 por el arquitecto Richard Buckminster Fuller (1895-1983), cuya obra más famosa fue la esfera del pabellón USA en la Exposición Universal de Montreal de 1967.

Laban fue conocido por ser el creador de un sistema de notación del movimiento: quiso crear un código que no limitase la técnica de la danza, que permitiese al bailarín liberarse del lenguaje encorsetado del que no sabía salir por no poder memorizar la riqueza infinita de sus movimientos. Tomando una actitud objetiva y científica, Laban consiguió establecer una técnica de lenguaje escrito y fiable de los movimientos, de los dinamismos, del espacio y de todas las acciones motrices del cuerpo, con lo que iba mucho más lejos de lo que hasta el momento había conseguido cualquier otro tipo de transcripción coreográfica. Para Laban, la danza va más allá de la expresión de las emociones internas, y es a partir del análisis del cuerpo en el espacio que encuentra la posibilidad de llegar a la expresión adecuada.

La armonía es otro de los conceptos arquitectónicos que se repite con frecuencia en el trabajo de Laban y adquiere diferentes matices: coordinación perfecta, equilibrio entre fuerzas que tiran en direcciones opuestas, reconciliación de lo interno y lo externo, y de lo externo con el infinito, etc. Laban se interesó por los descubrimientos matemáticos de Pitágoras; tenía la convicción de que las mismas leyes se podían aplicar tanto en el universo como en la música. Además, Laban creía que debía existir una congruencia estructural entre el ser humano, su movimiento y el cosmos. Aplicaba el concepto de armonía al cuerpo y a la mente; sabemos que para Laban el movimiento era algo más que la parte visible, tenía que ver con la satisfacción, la comunicación y la expresión. Cuando hablaba de armonía, lo hacía para aplicarla al conjunto del ser humano, tal y como se deduce de su siguiente afirmación:

An intensive study of the relationship between the architecture of the human body and its pathways in space facilitates the finding of harmonious patterns (…).We have to experience harmony in real bodily-mental participation.[9]

Laban buscaba la armonía del movimiento en el espacio lo cual significa que el cuerpo coopere con los patrones de la naturaleza en el espacio. En la búsqueda de la armonía, diseñó las “escalas de movimiento”: la estructura anatómica del cuerpo determina secuencias de movimientos naturales que unen las diferentes partes del cuerpo siguiendo una estructura lógica. Las escalas surgen a partir del estudio de las funciones físicas y mentales incluidas en acciones cotidianas y de la danza. Mediante la selección, el orden y el establecimiento de relaciones de los movimientos en el espacio, se consigue la armonía. Laban diseñó varias escalas y las planteaba para el entrenamiento diario del bailarín; son herramientas válidas para explorar y experimentar la armonía y también para descubrir la relación e interacción entre el cuerpo y el espacio.

Gracias a la visión espacial que Laban sintetiza minuciosamente, observamos que la labor del bailarín es “habitar poéticamente”, moviéndose a lo largo de determinados recorridos que le producen sensaciones inesperadas y cambiantes. La arquitectura es una coreografía de movimientos para el ser humano, así como la danza es la arquitectura de los movimientos del cuerpo. El espacio es un vacío amorfo hasta que se le dan fronteras, se emplazan en él las personas y los objetos. Entonces comienza a tener propiedades, como anchura y profundidad, paredes y espacios abiertos, primer plano y fondo. El cuerpo en el espacio es el elemento escultural básico de la coreografía. Los cuerpos están en el espacio y se mueven a través de él, con unas dimensiones que transforman el vacío en un espacio concreto.


[1] Hodgson, John (2001). Mastering movement, the life and work of Rudolf Laban.London: Methuen, p.11.

[2] Laban , Rudolf (1988). The mastery of movement. Plymouth: Northcote House.

[3] Laban , Rudolf (1973). Modern educational dance. London: MacDonald & Evans.

[4] Laban, Rudolf (1966). Choreutics. London: MacDonald and Evans.

[5]Hodgson, John; Mastering movement, the life and work of Rudolf Laban (London: Methuen, 2001) p.181

[6] ” Nuestros cuerpos desplazan el espacio, se mueven en el espacio y el movimiento en el espacio existe en nosotros mismos”, citado en Newlove, Jean (1993). Laban for actors and dancers. New York: Routledge, p.52.

[7]Laban , Rudolf (1950). The mastery of movement. Plymouth: Northcote House, 1988, p.38

[8]Hodgson, John (2001), op. cit., p.56.

[9] “Un estudio intensivo de la relación entre la arquitectura del cuerpo humano y sus trayectorias en el espacio facilita la búsqueda de patrones armónicos (…). Tenemos que experimentar la armonía en la participación real entre el cuerpo y la mente”, citado en Laban, Rudolf (1958). “The world of rhythm and harmony”,  en LAMG Magazine, marzo.

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