Hablamos con Eduardo Gutiérrez Munné de 32 años, arquitecto licenciado por la ETSAB en el 2003 y que, en 2002, trabajó para Jean Nouvel. En 2005 fundó ON-A, junto a Jordi Fernández Río, donde trabaja actualmente.
ANTES DE ENTRAR
¿Qué sabías del despacho?
Estaba bastante al corriente de sus obras y de los últimos concursos que habían realizado, pero aparte eso poco más. Sabía que era un despacho muy grande dirigido por Jean Nouvel.
¿Por qué decidiste colaborar con este despacho?
Estaba de Erasmus en París y, a la vuelta de las vacaciones de Navidad, puse en duda la docencia de la universidad, veía que no me aportaba nada nuevo y que necesitaba un reto. Así que empecé a buscar sitios interesantes para trabajar y el primero de mi lista fue Nouvel.
¿Cómo conseguiste formar parte del equipo?
Una de mis compañeras de piso, que llevaba tiempo trabajando con él, me comentó que buscaban a gente para realizar algunos concursos. Entonces fui a llevarles mi CV y al poco tiempo me llamaron para hacer una entrevista.
A la hora de conseguir el puesto, ¿qué papel jugó tu experiencia previa?
Más que mi experiencia previa, me preguntaron qué es lo que sabía hacer y de cuánto tiempo disponía para trabajar. Por aquel entonces, ya había hecho todos los créditos en la universidad de la Villette, así que decidí dedicar todo mi tiempo a aprender en un despacho como aquél. Creo que eso fue lo que me ayudó a conseguir el puesto, demostrarles mi compromiso con el trabajo. También por esta razón fui a parar al equipo de concursos.
PRIMERA TOMA DE CONTACTO
Cuéntanos como fue la primera entrevista. ¿Hubo algo que te sorprendiera de aquella charla?
La entrevista empezó en francés y acabó en inglés, ya que mi francés, por aquel entonces, era muy básico. Me sorprendió la buena sintonía que tuvimos. No sólo hablamos de arquitectura y aptitudes, sino también de ocio, deporte, París, etc. Fue muy amena y me sentí bien acogido.
¿Desde el principio tuviste claro qué era lo que se esperaba de ti?
Sí. Como ya he comentado empecé a trabajar en el equipo de concursos y mi tarea era modelizar en 3D el proyecto y hacer los renders, cosa que hoy en día es básica.
¿Empezaste tu colaboración como estudiante o como arquitecto titulado?
De ninguna de las dos maneras. Sólo me quedaba hacer el proyecto de final de carrera y teóricamente era estudiante, pero como decidí trabajar a jornada completa no podía hacer un convenio con la escuela y tampoco era arquitecto titulado, así que me hicieron un contrato de diseñador.
¿Con qué oferta económica empezaste tu colaboración?
Creo recordar que sobre unos 1.500 € mensuales aproximadamente.
EL PRIMER DÍA
¿Con qué tarea y proyecto empezaste tu aventura?
Con el concurso de la sede central de BouyguesTelecom en París, analizando el programa del concurso y haciendo un brainstorming conjunto con todo el equipo.
¿En qué otros proyectos trabajaste?
En el proyecto básico de un centro geriátrico-sanitario y vivienda en Santiago de Compostela, y la ampliación y reforma del Museo Galo-Romano de Perigueux en Francia, que era una obra suya del año 1993.
¿Qué te llamó más la atención?
Que todos podíamos dar nuestra opinión y aportar ideas de proyecto. Aunque luego era Jean quien decidía.
¿Te encontraste con alguna regla propia que cumplir de manera estricta?
No hay excusas. El trabajo que se te asigna ha de cumplir los plazos.
¿Cuántos trabajadores erais?
Alrededor de 100 arquitectos, 40 administrativos y unos 20 estudiantes.
¿Cuál es la estructura del despacho a nivel personal-profesional?
Es muy piramidal, en la cúspide está Jean y, después, un jefe por cada proyecto. Éste, a su vez, tiene un asistente coordinador del equipo, donde estábamos el resto. Dependiendo del proyecto el equipo era mayor o menor.
DÍA A DÍA
¿Cómo se desarrolla un proyecto?
Por equipos. Cada uno está encargado de un proyecto y Jean los va revisando según la necesidad del momento. Es decir, dedicaba más tiempo a los concursos que a un ejecutivo, donde ya estaba todo decidido y sólo necesita horas de trabajo.
¿En un despacho propio, seguirías este sistema de trabajo?
Este sistema solo funciona en grandes despachos con grandes recursos. En despachos jóvenes la pirámide no existe o es de solo un nivel. Respecto a la metodología de trabajo, creo que, en esencia, todo el mundo trabaja igual. Análisis, brainstorming, primeros bocetos y comprobación de la idea.
¿Con qué herramientas-programas se trabaja?
Con Autocad, 3d Studio, Rhinoceros, Photoshop, , Illustrator, etc… más millones de maquetas.
¿Cuál es el horario de trabajo?
De 9 de la mañana a… depende de lo que tuvieras que acabar. Normalmente había una hora de entrada pero no de salida, pues la fecha de entrega no se retrasa. No siempre era así, pero cuando haces concursos ya se sabe. Oficialmente era de 9h a 13h y de 14h a 18h y si tu tarea te lo permitía, cumplías con el horario.
¿Se cumple bien o hace falta pasar alguna noche en la oficina?
Sin dormir, solo pasaba la noche anterior a las entregas de concursos, pero conforme se acercaba la entrega ibas intensificando el horario, y en mi caso dependía del horario del último metro para ir a dormir. Las dos últimas semanas antes de la entrega era bastante frecuente quedarse hasta tarde.
¿Pausa para el café?
No. Teníamos una cafetera y una máquina expendedora de cosas para comer dentro del despacho.
¿Cómo describirías las relaciones personales dentro del despacho?
Geniales, todos nos llevábamos muy bien, por lo menos con los que yo conocía.
REFLEXIONES
¿Qué tipo de contacto tuviste con el arquitecto principal?
Una vez por semana teníamos reunión con Jean. Yo simplemente me limitaba a observar ya que el jefe de proyecto era quien debía pasar el report de cómo iba todo.
¿Tuviste la oportunidad de progresar dentro de la estructura de personal del despacho?
Pues nunca me lo planteé ya que sabía que estaba de paso. Además, también tenía claro que quería probar otros despachos y ciudades.
¿Qué aprendiste de esta colaboración?
Que hay que trabajar mucho para conseguir un buen resultado, las ideas vienen en el proceso del proyecto.
¿Tuviste la posibilidad de influir en el desarrollo de los proyectos?
Mínimamente, ya que las directrices las ponían otros. Más que nada comprobaba las intuiciones y que todo encajara. Si no era así proponía una solución.
¿Qué cambió en tu percepción de la profesión la colaboración con este despacho?
Que para llegar a conseguir proyectos de gran envergadura como los que se hacían, has de ser algo más que arquitecto… Un relaciones públicas que vende una marca.
¿Volverías a repetir?
Cuando me fui, me dio pena y sí que me hubiera gustado quedarme más tiempo. Aparte del trabajo, me lo pasaba genial con mis compañeros. A día de hoy, diría que no. Desde que fundé mi propio despacho juntamente con Jordi Fernández podemos hacer la arquitectura que nos gusta.
Una anécdota…
Los inmensos puros que fumaba Jean en las reuniones y lo mucho que le gustaba su coche, un Porsche Carrera rojo. A quién no…