EMILIO PEMJEAN. La luz es el tema

Emilio Pemjean es un arquitecto de la luz. Pero la luz que él maneja no es aquella que, día tras día, ilumina de manera distinta el objeto construido. La luz con la que él trabaja es una luz construida por medio de la fotografía. Un destello recreado a voluntad en el interior de una maqueta y capturado en una imagen. Una luz congelada en el tiempo que remite a un tiempo ya pasado o quizás inventado. En su trabajo, a medio camino entre la instalación, la arquitectura y la fotografía, la luz siempre es el tema. De hecho, intentar distinguir entre el espacio y la luz en su obra es tan difícil como intentar separar al arquitecto del fotógrafo.

Podría habernos mostrado hoy su proyecto Bauen, donde por medio de maquetas a escala reconstruye espacios domésticos imaginados —pero quizá nunca construidos o ya desaparecidos— por personajes tan ilustres como Heidegger, Le Corbusier, Tessenow o Loos. Podría habernos hablado, también, de La Casa del Espejo u Ostendo. Pero para esta ocasión ha preferido mostrarnos su Palimpsesto.


palimpsesto. (Del lat. palimpsestus, y este del gr. παλίμψηστος).

1. m. Manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.2. m. Tablilla antigua en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir.

Concibo mi trabajo desde un marco interdisciplinar conectando transversalmente la arquitectura, la pintura, la escultura, el vídeo o la fotografía. Reflexiono en mis proyectos sobre el tiempo, lo presente y lo ausente, la memoria, lo que ha sido destruido y transformado, los sistemas de representación. Pero, fundamentalmente, reflexiono sobre la posibilidad de convertir objetos y arquitecturas en símbolos mediante su reconstrucción, manipulada a partir de maquetas y otros sistemas de representación utilizados de forma simultánea y complementaria.

Palimpsesto hace un recorrido por arquitecturas hoy inexistentes —destruidas o profundamente transformadas— pero identificables y convertidas en referentes y mitos colectivos, representadas en obras maestras de la pintura.

Las arquitecturas seleccionadas han sido desvestidas y reconstruidas tridimensionalmente a partir de su representación bidimensional, completando y reinterpretando los espacios parcialmente ocultos por los objetos utilizados para formar la escena pictórica original.

Se produce un proceso de transformación temporal por medio de la transformación de su percepción y a través del sistema de representación utilizado. El proceso se inicia con la construcción real y original de las arquitecturas que han contenido el espacio, su utilización mediante la disposición intencionada del atrezzo necesario para la representación pictórica, su posterior desocupación y pérdida de valor de uso (y apropiación de un valor de signo y símbolo que llega hasta nuestros días) y la destrucción o transformación física de los edificios que los contienen. En ese momento se indaga en archivos y bibliotecas para encontrar la documentación (algunas veces incompleta, otras contradictoria y siempre necesitada de una interpretación) necesaria para la reconstrucción tridimensional de un modelo o maqueta.

Junto a la fotografía se presenta el proyecto a través de una serie de maquetas y vídeos (uno por cada espacio seleccionado). Las maquetas quedan contenidas en un cubo blanco que se abre de forma controlada, y deja un visor frontal como en una cámara fotográfica y por el que, como un voyeur, es posible descubrir lo que dentro de ellas ocurre en un acercamiento físico individual. Finalmente, esta dramaturgia sobre el tiempo toma forma de videocreación en una experiencia colectiva, a través de los ciclos universales establecidos por el sol que transforma, sutilmente unas veces y dramáticamente otras, los espacios seleccionados en una grabación continua de las maquetas durante 24 horas realizada el mismo día y que reproduce las condiciones específicas de cada lugar.

Se trata, en definitiva, de resucitar los espacios y devolverlos a su tercera dimensión, reconstruyéndolos en una maqueta que después se fotografía, para recuperar otra vez su carácter bidimensional. Es este un juego de transmutación de lenguajes, que pasa de la arquitectura a la pintura, a la escultura y finalmente a la fotografía. A este proceso de alquimia (por otra parte profundamente asociado a la fotografía y al arte), de escritura sobre escritura, es al que se refiere el título de la serie: Palimpsesto.

El espacio desnudo fotografiado se percibe como un palimpsesto que conserva las huellas de una o varias escrituras superpuestas y parcialmente borradas. Los fantasmas que habitan esos lugares, invocando nostalgia y ausencia, se hacen presentes, relacionan tiempos distintos e invitan a una lectura de múltiples capas que dialogan entre ellas y que incitan a una relectura del espacio como símbolo y en relación a su capacidad para representar un orden socio-económico, cultural y político determinado.

El fantasma, el simulacro de una arquitectura no construida (o destruida) se hace presente a partir del proceso fotográfico y videográfico posterior a la construcción de los modelos. La fotografía no es entendida aquí como un mecanismo capaz de capturar el “momento decisivo” y abandona su tradicional consideración documental, introduciendo la duda sobre lo que, una vez visto, aceptamos ingenuamente como real.

El contenido de una fotografía deriva de su relación con el tiempo, de la intensidad de las ausencias o presencias, del recuerdo de lo ausente, de lo destruido o transformado. Si la fotografía tradicionalmente registra lo que se ve (lo tangible y real), se refiere siempre a lo que no se ve. La realidad, como construcción intelectual, no debe ser aceptada siempre como anterior a la experiencia; de la misma manera que algunas imágenes se originan a partir de la realidad, algunas imágenes son capaces de generar realidades.

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