La luz es el tema. MARCEL BREUER

La luz es el tema. Marcel Breuer.

En reiteradas ocasiones se ha insistido desde esta sección en el poder de evocación que posee la luz. Y es que no sólo sirve para ver; es capaz de modificar también nuestro ánimo, de inspirarnos. Pablo Rodríguez, doctorando de la ETSA Madrid, nos descubre uno de esos momentos reveladores: el momento en que Marcel Breuer advirtió en un particular diálogo entre la luz y la sombra una metáfora de lo que, más adelante, se constituiría en su manera de entender la arquitectura.

Oscar Linares de la Torre

Sol y Sombra
Pablo Rodríguez Rodríguez

Marcel Breuer puede ser considerado uno de los nombres propios más relevantes del diseño y la arquitectura de la primera mitad del siglo XX. Consciente de las limitaciones de la formación de una Bauhaus en la que no había un programa educativo específico para formar arquitectos, dedicó especial atención a su propia formación durante su juventud. Sus ganas de conocer el mundo y la arquitectura que le rodeaba, lo llevaron a visitar diferentes lugares: nació en 1902 en Pécs (Hungría) y, antes de emigrar a Estados Unidos en 1937, vivió en Viena, Weimar, Dessau, Paris, Berlín, Budapest, Zúrich y Londres. Estuvo especialmente activo entre 1932 y 1934, periodo durante el cual realizó varios viajes por el Mediterráneo.

En 1934, aconsejado por Le Corbusier, emprendió un viaje de varios meses de duración en automóvil por el sur de Francia, España, el norte de África y Grecia. Queremos destacar aquí un episodio muy concreto de su viaje: su paso por una plaza de toros. Esa experiencia supuso para el arquitecto un momento de inflexión en su manera de entender la arquitectura, que terminaría cristalizando en 1955 en su celebrado texto “Sun & Shadow” dentro del libro Marcel Breuer: Sun & Shadow. The Philosophy of an Architect:

“El verdadero impacto de cualquier obra reside en su capacidad de unificar ideas contrapuestas, es decir, un punto de vista y su contrario. Y digo ‘unificar’ y no ‘llegar a un compromiso’. Esto es lo que los españoles dan a entender con una expresión procedente de las corridas de toros: ‘sol y sombra’.* La mitad de los asientos de los cosos taurinos están al sol, y la otra mitad a la sombra. Han hecho de ‘sol y sombra’ casi un proverbio, pero nunca dicen ‘sol o sombra’. Para ellos, toda la vida —con sus contrastes, sus tensiones, su agitación y su belleza— está contenida en ese proverbio: ‘sol y sombra’.*



El método fácil para resolver problemas contrapuestos es alcanzar un compromiso endeble. La solución para el blanco y el negro es el gris: éste es el camino fácil. Pero para mí no resulta satisfactorio. Sol y sombra no significa cielo nublado. Aún sigue existiendo la necesidad del blanco y la necesidad del negro. El sol español no se diluye en la sombra. Ambas cosas, en su claridad no diluida, son parte de la misma vida, parte del mismo ideal”.

La idea de utilizar conceptos contrapuestos como base del diseño arquitectónico, tan característica de la filosofía arquitectónica de Breuer, podría haber surgido al asistir a una corrida de toros. Entonces, igual que ahora, los precios de las localidades de la plaza dependían de si se encontraban en zona de “sol”, zona de “sombra” o zona de “sol y sombra”; una ordenación del espacio según la cambiante luz del sol, que le debió resultar muy evocadora.

Para Breuer, las relaciones en arquitectura se establecen entre una serie de binomios contrarios; de esta confrontación de elementos independientes surge la definición del problema y su interés. Pero, tal como nos advierte el propio Breuer, éste no resulta un camino fácil: esta actitud exige un alto grado de compromiso, hasta el final, a fin de plantear una solución entre estos conceptos contrarios en la que ninguno de ellos pierda su identidad. Es en la suma y convivencia de ambos contrarios donde se ven fortalecidas sus propias cualidades.

La solución de problemas se consigue por medio de estos binomios. Y es que, como Breuer reconoce, en la vida se necesitan blancos y negros, una característica que él ha reconocido en ese sol y sombra. Esta nueva teoría, fruto de la vivencia de la cultura española, es una muestra de su sensibilidad y su capacidad autodidáctica. Este sistema planteado no se limita sólo a la arquitectura o a unos problemas concretos, sino que se extiende a la vida misma. Además, él mismo reconoce en su texto la importancia de la investigación y búsqueda de nuevos caminos: “lo que nos interesa aquí no son los ‘éxitos’ fugaces, sino los logros históricos. Lo que nos interesa son las mejoras de largo alcance, el progreso de largo alcance, y no esos triunfos pasajeros que se consiguen gracias a las fórmulas mágicas de unas acciones miopes”.

Breuer utiliza su filosofía de los binomios en varios aspectos del proyecto. Recurre, por ejemplo, al binomio “ligero y pesado”, un contraste aplicado a la toma de decisiones sobre las soluciones constructivas. Es habitual en sus proyectos el uso de un entramado de madera (elemento ligero), que se coloca sobre un basamento de muros de mampostería (elemento pesado). Estos muros de piedra resuelven el contacto con el terreno y, a su vez, enfatizan la ligereza de la parte superior de madera. Buena muestra de ello es su vivienda de New Canaan, en la que lo ligero y lo pesado se contraponen manteniendo su identidad y reforzando la de su contrario. Otra pareja por medio de la cual establece una relación entre dos elementos contrarios es la de “lleno y vacío”; la fórmula de subrayar la creación de un hueco no es otra que la de introducir un volumen, un lleno que lo cualifique.

En el mismo texto, Breuer nos explica cómo la transparencia también necesita de la opacidad. Este binomio, “trasparencia y opacidad”, será puesto como ejemplo del nuevo sistema de contrarios planteado; afirma que “la transparencia se hace más transparente cuando está junto a algo opaco, y la opacidad logra que sea eficaz”. Pero no se limita a establecer un único criterio compositivo, a continuación nos alerta:no sólo por razones estéticas, sino también porque la transparencia total excluye aspectos como la intimidad, […] la transición del desorden al orden, el mobiliario o la creación de un fondo para nosotros y para nuestra vida cotidiana”. Asimismo, este concepto lo registra en otros elementos del edificio, “lo mismo ocurre con muchos otros elementos de los edificios. En nuestras construcciones hay soportes y cargas; compresiones y tracciones. En las superficies que usamos hay colores y texturas. Hay formas y espacios. Hay edificios y paisajes”.

Hay que apuntar que son las necesidades de la vida, de la cotidianidad y las condiciones específicas de cada proyecto las que condicionan todas las decisiones. Esta unificación se consigue como respuesta a muchos condicionantes diferentes, como son las bondades del terreno, el clima, el paisaje o a la tradición. Así, Breuer establece un vínculo muy fuerte entre los espacios que proyecta, las necesidades de sus usuarios y el lugar; nunca compromete ninguna decisión a un capricho formal o moda, estableciendo así, siempre, un compromiso hacia el cliente y su vida, lo que él llamaría “el arte de vivir”.

Además, Breuer nos explica otro ejemplo de contraste: preciso y bruto. En él, nos habla de la nobleza y precisión con la que se construían los templos griegos, como “incluso hoy en día sería difícil igualar esas medidas y ajustar las uniones con tal precisión. Pero frente a esta arquitectura, con todo su amor por la precisión en los edificios, los griegos llegaban hasta los templos caminando sobre granito en bruto. Era granito sin pulir… Lo dejaban tal como estaba y luego colocaban esas obras de precisión cristalina que eran sus edificios en lo alto de la roca en bruto. Esa es la clase de tensión, el sol y sombra, que hace de la arquitectura griega algo grandioso”.

De la misma forma, la arquitectura de Breuer también relaciona como binomios la tradición y la maquina”, y consigue domesticar el Movimiento moderno, unificándolo con la arquitectura y soluciones constructivas tradicionales. Como reconoce Antonio Armesto, “la gran aspiración que tenía la Bauhaus: revelar el tiempo lento, casi natural, de la tradición, por el tiempo rápido de la producción, sin perder las virtudes de la primera”.[1] El sistema de definición por contraste se establece a múltiples niveles de proyecto, no sólo a un nivel constructivo, volumétrico o formal, se lleva igualmente a la solución de un programa de necesidades y organización. Por ejemplo, en sus viviendas se establecen zona de noche y zona de día, y es en la solución de estas relaciones y tensiones donde se define el programa y los espacios. Este sistema de gran influencia en las viviendas de la segunda mitad del siglo XX, se conoce como vivienda binuclear. Como Breuer nos expone en el texto: “La mayoría de los problemas que hemos de resolver presentan un dualismo inherente”.

Por lo tanto, no debemos de pensar en el sol y sombra” como un sistema simplemente formado a base de binomios contrarios, sino como una actitud en múltiples niveles del lenguaje a la hora de crear y establecer significados y soluciones complejas nuevas. Como ya hemos visto, las decisiones no se establecen solamente dentro del proyecto, sino que deben de extenderse tanto hacia el entorno como hacia lo humano; es decir, hacia todos los ámbitos de la vida. Marcel Breuer termina su Sun& Shadow exponiendo que:

“Ni la simplificación excesiva y unilateral ni el compromiso poco afinado ofrecen una solución. La búsqueda de una respuesta clara y firme que satisfaga necesidades y propósitos opuestos es lo que saca a la arquitectura del reino de la abstracción y le da vida, y arte”.


[1] Armesto Aira, Antonio (2001). “Quince casas americanas de Marcel Breuer (1938-1965). La refundación del universo doméstico como propósito experimental”, en 2G, nº 17, p. 16.

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