El chirrido del freno irremediablemente repetido en cualquiera de los destartalados taxis de forzadas siete plazas del país anuncia nuestra llegada al ksar Al Khorbat. Por fin quedaron atrás las inacabables curvas sobre abruptos precipicios por las que el autobús, como al inicio de la película Babel, serpenteaba atravesando aquel paisaje de profunda aridez tan solo salpicado de tanto en tanto por el verdor de los pequeños oasis y palmerales del valle del Todra. Read More